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VERACRUZ INICIA EL 2021 ENTRE EL HORROR, LA BARBARIE Y LA IMPUNIDAD

La verdad es aterradora y supera toda estadística gubernamental. #JUSTICIA?? #ESTADO #SEGURIDAD

VERACRUZ INICIA EL 2021 ENTRE EL HORROR, LA BARBARIE Y LA IMPUNIDAD

*Grosera decepción llamada “justicia” en la 4T


Por Ángel Álvaro Peña

“Dime de qué presumes y te diré quién eres”. Esta frase cae como anillo al dedo al gobernador Cuitláhuac García y a la Fiscal Verónica Hernández, quienes en su mundo color de rosa y en su burbuja de cristal creen que Veracruz es un estado seguro, en el que ya no hay impunidad y donde ya bajó la incidencia de secuestros y ejecuciones… La verdad es aterradora y supera toda estadística gubernamental.

El último informe de la Asociación Alto al Secuestro desnudó por completo la realidad del gobierno de Cuitláhuac en materia de seguridad y para su vergüenza los secuestros rebasan toda proporción racional.

En dos años del gobierno de Morena en Veracruz se tienen denunciados 680 secuestros, 6 veces más que en el estado de Tamaulipas (99), más del doble que Ciudad de México (290), llevándose de calle al Estado de México (548).

Y si había alguna duda de que en Veracruz continuaban a la orden del día los secuestros, basta recordar que apenas el día 20 de enero se reportó una balacera en Xalapa que dejó como saldo 5 secuestradores muertos, 6 personas rescatadas y 2 personas desmembradas. Esto pasó en la capital del estado, donde están fincados los poderes, en el mero centro del poder político.

Xalapa, con 44 casos, fue la capital del secuestro durante el 2020 según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Le siguen los municipios de Córdoba, Coatzacoalcos y Martínez de la Torre. En estos lugares la vida no vale un peso, porque es tierra gobernada por el hampa.

Pero si el gobernador y la señora Fiscal creen que los secuestros se acabarán diciéndoles “Fuchi y Guácala”, están muy equivocados, porque esto solo es parte de la violencia fuera de control que se está manifestando en crímenes más bestiales y masacres como la ocurrida este mismo mes en Las Choapas, donde ejecutaron a 12 personas y las tiraron en un camino.

El gobierno de Morena encabezado por Cuitláhuac ha sido incapaz de restablecer la seguridad. Las reuniones de la Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz (COESCONPAZ) son meros encuentros de funcionarios en la que toman café y cuentan los ejecutados, los secuestros y otros delitos cometidos a lo largo y ancho de Veracruz. Tan solo el año pasado dieron cuenta de 2,170 homicidios, 1,282 de ellos dolosos.

Los números no mienten, en materia de procuración de justicia y prevención de delitos los responsables han resultado una grosera decepción.

Y LA JUSTICIA PARA LOS DE A PIE, ¿CUÁNDO?

Si los delitos de alto impacto, que tienen toda la atención de la prensa nacional no los pueden resolver, qué se puede esperar de los ilícitos cotidianos cometidos contra ciudadanos y pequeños empresarios. En las unidades integrales de procuración de justicia se rinde culto a la corrupción y a los sobornos. Nada se mueve si no hay dinero de por medio.

Un ejemplo claro de la podredumbre en la justicia veracruzana es la Unidad Integral de Procuración de Justicia del Séptimo Distrito con sede en Poza Rica, donde el 7 de octubre del 2020 denuncié el robo y daños cometidos en un inmueble de mi propiedad, y aun cuando el caso se resolvió el mismo día, la justicia no ha llegado, se siguen haciendo pato. Eso sí, cuando les di dinero, hicieron como que trabajaban y después los detectives de la policía ministerial dejaron todo botado.

Como todo ciudadano acudí en muchas ocasiones a la Fiscalía, a la Policía Ministerial y hasta hablé con el subprocurador regional para pedir avances en el caso, pero en todos lados el pasaporte a la justicia era el dinero. Nadie me lo contó, yo lo viví…

Mi caso lo llevó el Fiscal Tercero Gustavo Martínez Samperio y la carpeta de investigación es la UIPJ/DVII/F3/1051/2020. Según ellos, el caso ya lo resolvieron, pero creo que solo en su imaginación, porque en la práctica no hay nada.

A estas alturas no se si me duele más lo que me robaron o todo lo que gasté pagando burócratas y malos funcionarios de la Fiscalía que encima no hicieron nada.

Por eso, en cada ocasión que Cuitláhuac dice que en Veracruz se acabó la impunidad, recuerdo mi carpeta de investigación empantanada en la fiscalía de Poza Rica y le ruego a Dios que termine la Cuarta Transformación.

Señora Fiscal no hay delitos pequeños, lo que sobran son servidores públicos a los que les queda grande el cargo.


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