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SAN MARTIN…EL VOLCÁN DE LOS TUXTLAS

COLUMNA Del Cronista... #Columnas

SAN MARTIN…EL VOLCÁN DE LOS TUXTLAS

Del Cronista...

Salvador García Herrera

Personaje importante…En primigenias épocas su fuerza telúrica, sinónimo de destrucción, atemorizó a los pueblos de la región. Ahora –con su furia en aparente calma- es complemento del paisaje, así como testigo y guardián del devenir tuxtleco…

Es el “Titépetl “, “cerro negro” o volcán de San Martín, la montaña más elevada de estos contornos, que se yergue a l, 700 metros sobre el nivel del mar.

Debe su nombre a un soldado español de apellido San Martín, que formó parte de la expedición de Juan de Grijalva en l518. Según el cronista Bernal Díaz del Castillo, cuando los bergantines españolas procedentes de riberas tabasqueñas navegaban hacia el norte, frente a las costas tuxtlecas, el mencionado columbró en el horizonte brumoso los tres picos de la montaña azul. Fue nombrada San Martín. Un siglo después, los españoles sabrían que esa montaña, que les sirvió de orientación y referencia, era un activo volcán.

Históricamente se han documentado dos violentas erupciones del coloso. La primera en octubre de l664, cuando los habitantes de la Punta de la Pesquería, primitivo asentamiento de Catemaco, se acogieron a la recién traída imagen de la Virgen del Carmen. Todos los días la sagrada efigie era llevada en procesión por las orillas del lago, hasta que el fenómeno se calmó. Por ello fue llamada la “virgen del volcán”.

La segunda erupción aconteció en marzo de l793. Cuenta la crónica de don León Medel y Alvarado que los “cañonazos” se escucharon en el fuerte de San Carlos, en Perote, donde creyeron que los piratas estaban atacando a la guarnición de Veracruz…

Y las abuelas contaban, según les habían referido sus abuelos, que durante tres días se oscureció el ambiente por la ceniza emanada. La gente andaba con cirios encendidos, en pleno día, y cubierta para protegerse de la copiosa lluvia de arena volcánica. Dicen que la densa nube llegó hasta Tabasco y Oaxaca, y a las ciudades de Córdoba y Orizaba. Y según narró el capitán del velero español “El Volador”, navegando muy lejos en alta mar percibieron los “terribles estruendos”.

Rodeado por grandes extensiones de exuberante selva tropical, en 1979 fue declarado Reserva Natural... Y forma parte de la zona núcleo, en el corazón de la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas, creada por decreto presidencial en 1988.

El volcán es un importante santuario de la vida animal y vegetal. Por ello ha sido objeto de múltiples exploraciones y estudios. Durante la erupción l793 el sabio naturalista José María Muciño, miembro de la Real Expedición Botánica de la Nueva España, auspiciada por el rey Carlos III, escaló la montaña y descendió al cráter. Más tarde divulgó sus investigaciones en el ensayo Descripción del volcán de Tuxtla. Y el barón Alejandro de Humboldt menciona al San Martín entre las pocas referencias a los Tuxtlas, en su Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España.

Otras crónicas asientan que en 1853 toda la región se alarmó ante los constantes temblores de tierra y los fuertes ruidos que se escuchaban cerca del volcán, que lucía una alta y densa fumarola, sin llegar a hacer erupción… Y se cuenta de un fenómeno atmosférico –raro para estos latitudes tropicales-, ocurrido el día 9 de febrero de 1888, cuando la gente asombrada contemplo la cima del volcán cubierta de nieve. Por tres días, se mantuvo el blanco manto sobre los picos de la montaña..

Ese raro acontecimiento originó una frase ya común en el habla cotidiana, cuando algo extraño ocurre:” Hasta que nevó el San Martín…”

En el pasado siglo XX, el recordado médico, explorador, escritor y segundo cronista de San Andrés Tuxtla, don Raúl S. Argudín, se adentró muchas veces en las selvas y cráteres del coloso; de esas incursiones, su excelente prosa nos regaló deliciosos e interesantes relatos.

El umbrío boscaje del volcán es el ambiente ideal para los fantásticos seres de la mitología tuxtleca. Seguramente, chaneques, diablos, nahuales, yobaltabas y otros míticos personajes pueblan las cuevas de la azul montaña. Y de vez en cuando circulan rumores y borregos sobre una “próxima e inminente erupción”. Recordemos que es un volcán activo y Plutón continúa avivando el fuego de sus entrañas. Por consiguiente, el día menos pensado puede despertar y desfogar la fuerza contenida. Esperemos que ese día esté aún muy lejano.

A los catemaqueños nos gusta contemplar allá a lo lejos, en el horizonte, hacia el noroeste del pueblo, la azul silueta a veces velada por la bruma, con sus tres picos sobresaliendo en la serranía…

San Martín de tres picos… eterno coloso, siempre vigilante de estos contornos tuxtlecos, desde el comienzo de los tiempos.

©shg



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