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PRIMERO LOS MEXICANOS

Los más de 30 millones que votaron por López Obrador son mexicanos, no estadounidenses, por eso visitó el lugar de la desgracia en el sureste y lo demás es secundario #CONTINGENCIA #NACIONAL

PRIMERO LOS MEXICANOS

AMLO voló a Tabasco


Por Ángel Álvaro Peña

En este momento los mexicanos del centro y no se diga del norte del país, saben más, mucho más de las elecciones en Estados Unidos, que de las consecuencias del huracán ETA en el sureste mexicano. Ese simple hecho nos da mucho a qué pensar, pero es criminal el hecho cuando no saben siquiera cuántos muertos hubo por este fenómeno en esa región.

Ya lo había expresado el escritor Carlos Monsiváis cuando dijo que hay una generación de estadounidenses nacidos en México, y podemos ver sus comentarios en varios medios de información, que presionan al Presidente a estar atento a la televisión para ver pasivamente la realidad electoral del vecino país del norte.

Si no está al pendiente de las elecciones de Estados Unidos no es digno de la investidura presidencial o debe ser llamado sumiso ante una realidad política que sólo sucede en la mente de sus enemigos.

El Presidente vio la necesidad de estar en Tabasco, y no porque sea su lugar de nacimiento solamente, sino porque hay que ver la desgracia de los mexicanos y conocer a los damnificados. Interrumpió su gira por Nayarit para viajar al sureste. Cuando el dolor de la gente se convierte en un dolor propio no hay problema extranjero que nos interese. No hay tiempo para pensar en tener contentos a las voces discordantes, simplemente hay que actuar de inmediato.


La desaparición de los fideicomisos fue un duro golpe para los disidentes, que no son otros que los privilegiados del pasado que se enriquecían con manosear el dinero de fideicomisos como el Fonden, cuyo capital en plena desgracia era “ordeñado” por más de un funcionario público que destinaba el dinero del fideicomiso a los afectados no sin antes tomar parte del jugoso recurso.

En la historia reciente del país no ha habido un presidente que los fines de semana los destinara a realizar giras de trabajo. Pero los líderes de los partidos de oposición quieren que el presidente esté sentado en su casa viendo el desarrollo de las elecciones en Estados Unidos como lo hacen ellos. Es decir, lo que sucede en Estados Unidos es más importante de lo que ocurra en nuestro territorio. Si hay cinco muertos o más eso es menos importante para los críticos del sistema que exigen la felicitación a Joe Biden por una victoria todavía no oficial. Una victoria que no reconoce el contrincante y que debe darla en el momento en que la soberanía de su investidura considere pertinente.

El huracán puso en situación de alerta a Veracruz, Tabasco, Oaxaca, Chiapas y Quintana Roo, desde días antes de la desgracia de que llegara a esa zona, de tal manera que los dirigentes de algunos partidos políticos debieron poner atención en el desarrollo del fenómeno natural, pero estaban muy ocupados viendo si ganaba Trump o Biden, en la comodidad de su hogar, como si se tratara de un partido de futbol.

Los actuales opositores no ven en la necesidad ajena parte de su trabajo, ni ensuciarse los zapatos es parte de su responsabilidad social. Eso sí, la transmisión de un mundo más cercano a Disneylandia que a las casas de cartón donde viven millones de mexicanos es un deber que consideran propio y digno de imitación.

De otra manera no podrían estar tan indignados ante la indiferencia de Andrés Manuel López Obrador sobre el desarrollo de una elección que, en términos reales, su resultado es exactamente el mismo para la vida de los mexicanos, aunque ellos quieran advertir un peligro.

Pero para ellos los mexicanos deben estar atentos a lo que sucede del otro lado de la frontera norte donde personajes de los partidos de oposición tienen propiedades, y no baratas precisamente; sin embargo, cuando se piensa en el país primero es considerado una sumisión, una traición, una distracción imperdonable.

Las declaraciones de algunos personajes de la oposición sobre la manera en que el Presidente prefirió ir a Tabasco en lugar de evaluar la necesidad de felicitar a Biden los retrata de cuerpo completo y muestran su verdadera personalidad y, sobre todo, su auténtica identidad. Son una especie de gringos que reniegan de su país.

Si hay democracia verdadera lo mismo vale un presidente que un damnificado de Tabasco, pero para quienes no todos valemos lo mismo, es más importante un presidente extranjero que un hermano del país en desgracia. La sensibilidad política y humana de la oposición pareciera extraviarse en la sumisión tradicional de sus políticas y en la obediencia ortodoxa de sus enseñanzas familiares más arraigadas. Para ellos lo que suceda en Estados Unidos no es sólo importante sino una especie de religión si tomamos en cuenta la devoción a la que se entregan en cuerpo y alma a sus verdaderos amos estadounidenses.


Para la oposición la desgracia en Tabasco no fue más que una noticia en la televisión. Las pérdidas humanas dentro de nuestro territorio fueron de gente pobre; por lo tanto, no eran ni conocidos ni familiares de los miembros de la oposición. Eran simplemente pobres. Muchos de ellos llegaron a la pobreza por las políticas de beneficios a los poderosos y el robo a las ayudas a los más necesitados, pero para eso no tienen tiempo, ni conciencia, ni sensibilidad.

El Presidente López Obrador se comprometió a cumplir en Tabasco, frente a frente, cara a cara a los damnificados, ahora deberá cumplir su palabra. La debe honrar y demostrar que su visita tuvo frutos y honor.

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