ORO VERDE…

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ORO VERDE…

Del Cronista...

Salvador Herrera García

Adivina, adivinador…

“Quién es aquel desdichado

que siempre lleva una capa,

con ella sus tripas tapa

y siempre muere quemado…?”

EN el café oscuro de la tierra tuxtleca resalta el verde tapete del tabaco. En tiempo de cosecha, un enjambre de hombres y mujeres puebla vegas y caminos recolectando las grandes hojas del oro verde, fuente de trabajo y de riqueza.

“Fumar es un placer…” asegura un tango. Fumar era costumbre en los pueblos prehispánicos. En 1550 Francisco Hernández de Córdoba llevó de Cuba a España la semilla del tabaco. Y los corsarios Francis Drake y Walter Raleigh introdujeron la antillana planta en Inglaterra. Nicot popularizó el fumar, en Francia.

En torno al tabaco se han tejido mil y una consejas, tan densas como el humo que produce. Con el tiempo la planta se aclimató en diversas regiones del planeta, pero una vasta zona americana se ha mantenido como productora del mejor tabaco. Cuba originó el Habano; la región de los Tuxtla floreció en producción tabacalera..

Si el cultivo es laborioso, no lo es menos la manufactura de pitillos, cigarrillos, tabacos, puros, habanos y otras denominaciones que derivan de la variedad de las hojas o de la forma de su labrado artesanal, siempre a mano…

Los puros, empacados en cajitas de perfumado cedro, estuche adecuado para tan excelente producto, viajan allende el mar. Y el tabaco de Los Tuxtlas satisface el gusto de los más exigentes fumadores…Cuentan que Winston Churchill prefería los puros de estas latitudes…

Tabaco… Compañero grato en penas o alegrías. Indispensable a veces, consumido en todo el mundo, a pesar de sus detractores.

El aristocrático puro o el popular cigarrillo dan solaz al fumador…Las blancas o azuladas volutas disipan insomnios, soledades, angustias y envuelven ilusiones con su aroma…Y el verdor del tabaco viste nuestros campos…

De América, el tabaco pasó a ser universal. Oro verde, uno de los valiosos productos de estas tierras tuxtlecas.

©shg.