LA CRUZ ATRIAL …
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LA CRUZ ATRIAL …
Del cronista...
Salvador Herrera García
La basílica catemaqueña estrenó hace dos años Cruz Atrial, luego de más de medio siglo de que fuera destruida la original cruz del antiguo atrio.
En anterior texto nos referimos al atrio, como elemento complementario de templos y conventos de arquitectura española, en muchos pueblos mexicanos. La Enciclopedia Cumbre anota que el atrio es herencia arquitectónica romana adoptada por el cristianismo europeo en la mayoría de sus templos.
El atrio es un espacio abierto o patio frente a una iglesia, en algunos templos fue cementerio. En su centro se levanta una cruz de gran tamaño. Es la Cruz Atrial, como bienvenida a los creyentes, y al pie una pila de agua bendita, para que los fieles laven sus pecados.
Según el arquitecto y sacerdote Arturo Schroeder Cordero, las primeras cruces atriales fueron traídas de Europa por los padres mercedarios, que enseñaron a los indígenas a elaborarlas de madera, de piedra cantera o de argamasa, todas de una sola pieza…
En la cruz sobresalía la inscripción INRI, la marca de los clavos de Cristo, así como detalles de las culturas de sus autores…Algunas cruces, por su altura y ubicación servían de pararrayos. Y en ciertos lugares, marcaba el punto cero, para medir distancias…
Como anotamos de entrada, la parroquia catemaqueña tenía su Cruz Atrial, erigida en las primeros años del siglo XX, cuando don Canuto Bernal presidió la junta Parroquial. Por casi cinco décadas se mantuvo a la vera de la entrada principal del amplio atrio. Fue suprimida durante las obras del nuevo templo…Pero desde hace unos meses en el atrio luce una nueva Cruz Atrial, que flanquea la entrada principal….
Bien que se haya restituido un elemento tradicional del templo. La nueva cruz, luce sobre una base de cuatro caras, y cada una de ellas tiene una inscripción.
En la cara oeste, se lee: “Fue erigida parroquia de: San Juan Bautista el 18 de abril de 1896 por, el Exc. Obispo don Joaquín Arcadio Pagaza”… En referencia al obispo y eximio poeta, Árcade Romano, que tantos poemas dedicó al paisaje veracruzanas, cuando fue obispo de la diócesis de Tehuantepec, jurisdicción religiosa a la que pertenecía la región en las primeros años del siglo pasado..
El lado norte anota: “En memoria y gratitud a monseñor Lorenzo Arteaga M. por ser el artífice de este santuario de Ntra. Sra. Del Carmen”… Acto de justiciero honor al bien recordado sacerdote, quien se empeñó en reconstruir el pequeño y antiguo templo, después elevado a la categoría de Basílica por el papa Paulo VI.
Al este está escrito: “Fue construido del 15 de agosto de 1953 al año de 1961 y ampliado en el año 1992 siendo párroco Mons. Guillermo Solano R”. .. Referencia al tiempo que duró la obra realizada con el altruismo de los catemaqueños… Y una aclaración: en el año 1992, el sacerdote mencionado, argumentando que “el altar mayor ocupaba mucho espacio”, no “amplió”, destruyó el bello cipres, altar original ideado por el padre Arteaga como digno sitial, baja la cúpula, para la Virgen Patrona del poblado… Grave atentado, a un bien de la comunidad…
Las líneas de la cara que da al sur dicen: “Esta cruz es puesta en abril de 2017 siendo párroco Joel Solano Cano Pbro.”… Sacerdote que dejó no gratos recuerdos…no dio mínima explicación, como era su deber, en lo concerniente a la investigación del atentado y robo del “niño de la Virgen”, imagen de la época colonial de gran valor religioso e histórico, y parte del patrimonio de todos los catemaqueños.
Celebramos que el bello templo luzca flamante Cruz Atrial en su muy disminuido atrio, donde se eleva la –para muchos- familiar silueta de una palma real que, seguramente, no tardará en ser derribada por el progreso…
¿Y nos preguntamos si continuaremos indiferentes ante los atentados al patrimonio común…?
©shg.
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