HAY DE ALIANZAS A ALIANZAS
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HAY DE ALIANZAS A ALIANZAS
Bisagra
Por José Páramo Castro
Las campañas tienen como objetivo ponderar las virtudes y los logros de los partidos que encabezan sus oradores. Puede ser cierto lo que dicen, pero contradice su influencia en la sociedad cuando a través de una coalición híbrida tienen la necesidad de reunirse para ganar o, incluso, para no perder su registro.
La oposición con más colores y siglas que nunca se dice honorable y con más fuerza que nunca, pero es incapaz de competir por ellos mismos, si tuvieran posibilidades mínimas de un triunfo electoral concursarían solos por un puesto de elección popular, mostrando la fortaleza que aseguran tener. No es así.
La desesperación por no desaparecer del mapa político y seguir viviendo del presupuesto los obligó a competir juntos, como buenos representantes del pasado. Ningún partido integrante en la colación de derecha nació en este siglo, su herencia y práctica pertenece al pasado, aunque se digan modernos y amigos del desarrollo futuro. Usar las herramientas tecnológicas no los impulsa a crear una política nueva, sino a reforzar la vieja política con instrumentos novedosos.
El aparente orgullo de los líderes de esos tres partidos de tener fuerza se diluye desde el momento en que compiten juntos para poder alcanzar algo de lo que deje el partido en el poder, en lugar de aprovechar estos dos años de gobierno de la 4T para comunicarse con la gente y reconstruir las ruinas en las que quedó su partido, prefirieron evitar que se gobernara a través de críticas, muchas de ellas basadas en fake news para desgastar al enemigo, pero no para crear propuestas nuevas, porque nada de lo que proponen en sus campañas resulta una novedad, lo único nuevo son los medios a través de los cuales lo dicen, es decir, el internet, las redes, Instagram, Facebook, y los espacios en los medios que gracias a su resentimiento por quedarse sin subsidio del gobierno, casi les regalan espacios. Ahora se dan cuenta que ni juntos pueden vencer en las urnas, deben recordar que los gritos no son votos.
Hay una deuda de los medios y algunos de sus comentaristas con la población, porque el dinero extra que recibieron por mentir o por ocultar la verdad debió derivarse a obra pública. Vemos a columnistas de esos medios en restaurantes de lujo, lo cual creen con ello ser supriores al resto de la población, mientras la gente que debe comer diariamente y no puede no recibió el dinero del gobierno que le correspondía gracias a las propinas que los escribanos recibían por evadir la verdad en sus espacios.
Con menos del dinero que alguno de esos columnistas recibió, muchos de ellos no nacidos en México, pudo construirse una escuela, un hospital casas de bienestar social, pero ellos tienen casas y departamentos de lujo. Eso es una gran deuda social que en lugar de resarcir con un periodismo serio y veraz sigue apoyando a quienes tomaron dinero de la población para dárselos para coches y departamentos.
Esa es la gente que integra la oposición en coalición, pudiendo ser una oposición libre, clara, definida, honesta, por qué no competir con sus nombres en solitario, dando la cara de lo que son, es un fraude para la gente. Es un engaño donde resulta poco creíble que la ultraderecha eclesiástica se mezcle con la violenta izquierda atea, y juntos compitan con el partido con los militantes más corruptos de México.
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