EL VATE CATEMAQUEÑO
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EL VATE CATEMAQUEÑO
Del Cronista
Salvador Herrera García
En los años veinte del siglo pasado, Catemaco tenía su Vate, su cronista, que en coplas y cuartetas contaba y difundía lo que ocurría en el pequeño y aislado pueblo. Su nombre: Juan Santos Solórzano.
No se sabe mucho del Vate. Quienes lo conocieron lo recordaban alto, fornido, curtido por el sol, de carácter festivo y muy trabajador. No fumaba ni bebía aguardiente.
Ganaba el sustento como pescador de hondura, con redes de arrastre. Mucho tiempo fue “patrón” de una de las piraguas de la “cala” que tenía mi abuelo Pedro Manuel García, en el lago catemaqueño
Contaban que al medio día, una vez finalizadas las faenas de pesca, cuando se varaban las embarcaciones, y las redes se tendían al sol, el “patrón” Santos Solórzano se transformaba…
Cambiaba su atuendo de pescador por ropa limpia y almidonada. Instalaba su hamaca y se dedicaba a leer algún libro de su escogida biblioteca, o bien, ocupaba largas horas en escribir. Así combinaba el oficio de pescador con su afición a las letras.
Se dice que escribía sonetos y décimas por encargo de enamorados; narraba en coplas y epigramas lo sucedido en la localidad; redactaba cartas amorosas y de negocios, actas y documentos notariales, así como discursos y programas alusivos a las fechas patrias, actos públicos y religiosos.
Hombre de cultura autodidacta, era asiduo lector de los clásicos y de los novelistas y poetas mexicanos del siglo XIX; algo insólito en el Catemaco de aquellos años.
Precisamente, al Vate Santos Solórzano se debe el epígrafe que desde hace muchos años se lee en la entrada del panteón catemaqueño: “Descúbrete mortal, la frente inclina, que el orgullo mundano aquí termina”.
Se desconoce cuándo murió y quién heredó sus libros y sus muchos escritos. Actualmente nadie recuerda a ese ilustrado versificador del siglo pasado. Sus crónicas rimadas se han perdido.
Acaso por ahí habrá alguien que retenga y repita unos que otros fragmentos de la autoría de este personaje –catemaqueño fuera de serie- que estas líneas han traído a la memoria.
(shg.)
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