EL RAMAL...
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EL RAMAL...
Del Cronista
SALVADOR HERRERA GARCIA
¡Ah, ese recordado trenecito! Vestigio del porfiriato, que unía a San Andrés Tuxtla con la estación “El Burro” –ahora Juan Rodríguez Clara-. Fue la puerta de entrada al Cantón de los Tuxtlas.
Cuando la carretera estaba aún lejana, la maquinita de vapor con sus escasos carros, como de juguetería, serpenteaba por la sabana tuxtleca. Entre silbidos y humo trajo a comerciantes, refugiados, viandantes y aventureros atraídos por el embrujo de estas tierras. También transportó compañías de teatro, circos, ferias, cómicos de la legua y charlatanes…
Los destartalados carros supieron de descarrilamientos, escaramuzas y balaceras en turbulentas épocas. Llevaron a otros lugares las riquezas agrícolas de nuestros contornos. Y trajeron el progreso, con la imprenta, el cine, los primeros “fotingos”, las modas, las mercaderías de ultramar y las novedades que asombraron a los tuxtlecos.
El tren fue obligada primera etapa para los paisanos que viajaban a ciudades “distantes” como Veracruz, Jalapa, México o el remoto sureste. La pequeña estación fue punto de encuentros y desencuentros, de bienvenidas y despedidas…
Ahí, cuenta, un día fue aclamado el presidente Obregón, y por esos andenes anduvo en su campaña política, el maestro Vasconcelos. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial, ahí fueron despedidos, entre sollozos y música de marimba, los coterráneos que salieron a cumplir el servicio militar… Por ahí se fueron los jóvenes que se alejaban “en pos de altos estudios”… y retornaron jubilosos los primeros profesionistas de la región.
Pequeño trenecito en el que viajaron los sueños de nuestros pueblos. Traqueteante maquinita, cuyo silbido despertó por tantos años a los Tuxtlas.
Lector, quizás te preguntarás ¿qué relación tiene con Catemaco el tren Ramal? Responderé: para Catemaco, como para toda la región el pequeño tren fue como un cordón umbilical que nos nutrió de cosas positivas, y nos unió con otros puntos importantes de la geografía veracruzana y más allá.
Propició el intercambio comercial y cultural en las primeras décadas del siglo XX. Fue un “personaje” importante, que permitió difundir y compartir los anhelos y esperanzas de los tres pueblos tuxtlecos…
Cuando en los años ochenta, desapareció el tren Ramal, se cerró un mítico capítulo de la historia de la región de los Tuxtlas.
©shg.