METALICAS VOCES…

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METALICAS VOCES…

Salvador Herrera Garcia

Los pueblos tienen sus voces. Voces metálicas, sonoras y gratas. Son los tañidos de las campanas.

Campanas enormes o sencillas, que desde esbeltas torres o pequeños campanarios lanzan a los cuatro vientos sus tañidos. Campanas sonoras que han acompañado la vida de los pueblos y han marcado épocas en su historia…Toques que han señalado la hora de libertad y que derraman su tañer en jolgorios pueblerinos…

Campanas de sonidos argentinos, broncíneos y melodiosos que anuncian el alba, el medio día,el Ángelus y el ocaso… O doblan dolientes en póstumas despedidas…

Campanas que arrullaron la grata infancia. Que convocan al encuentro con el Creador y son voz de alerta en momentos aciagos…Pequeñas esquilas que anuncian, la llegada de trenes y barcos o la entrada y salida de la escuela…

Campanas…famosas como las de la catedrales de México y de Puebla, los carillones del Vaticano, el campanelo de Florencia, las imponentes campanas del Big Ben de Londres o la pequeña esquila de Dolores que hiciera tañer Hidalgo.

Y ¿quién toma en cuenta al campanero…?

Muchas habilidades deben concurrir para desempeñar sonoro y milenario oficio; para concertar y ritmar el sonido de esos enormes instrumentos metálicos….

Habilidad y arte para hacerlos vibrar y emitir los acentos precisos y armoniosos destinados a despertar o a conmover multitudes…

Vienen a la memoria dos personajes novelescos relacionados con las campanas: Quasimodo, el compañero de Notre Dame , en la novela del francés Víctor Hugo. Y Gabriel el campanero de la novela “Al fino del Agua” de Agustín Yáñez.

Para Gabriel, tocar las campanas de su pueblo era la principal razón de su vida; por ello de cada tocada de sus amadas campanas hacía un concierto….

Seguramente en muchos pueblos de nuestra extensa geografía mexicana habrá campaneros que, como el novelesco Gabriel, llevan su oficio a la categoría de arte…

Porque las campanas son la voz de nuestros pueblos… cantos metálicos que hacen vibrar el alma. ©shg.