TIEMPOS DE MEZQUINDAD…
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TIEMPOS DE MEZQUINDAD…
Casa de Citas
Por Baltazar López Martínez
“En los momentos de decisión, lo mejor es hacer lo correcto, un poco menos bueno sería hacer lo equivocado, pero lo peor, es no hacer nada”.
-Winston Churchill
“La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano”.
-Agustín de Hipona
“Según quienes lo conocieron, Rutherford era un individuo agradable y con sentido común: una vez describió a un alto cargo que se las daba de importante como ‘un punto euclidiano: tiene posición, pero no tiene magnitud’.”
-Brian Cox
Por más que lo pienso no puedo entender las motivaciones de Cuitláhuac García y Eric Cisneros para exhortar al presidente municipal de Tuxpan, Veracruz, Juan Antonio Aguilar Mancha, a permitir el libre tránsito de vehículos y personas por el territorio municipal. ¿Qué los mueve, cuáles son las razones, más allá de la endeble argumentación legal que exhibe su documento? ¿En qué chingados estarían pensando? No me lo explico. El gobierno federal advirtió que habría también una epidemia de enfermedades mentales, y me digo, a lo mejor eso es lo que les pasó, se volvieron locos, o el estrés hizo que les aflorara la mezquindad, o qué sé yo, y les dio por sacar dividendos políticos con una epidemia que nos está costando carísima. Eso, que los haya atacado algún tipo de perturbación mental y que en un arranque de trastorno límite, o como se llame, les entró la nefasta ocurrencia de pergeñar ese documento.
Verán ustedes, desde el 17 de marzo de este año, el presidente municipal de Tuxpan, Juan Antonio Aguilar Mancha, de acuerdo con el Consejo Municipal de Salud, anunció la primera medida drástica para contener los contagios del virus Sars-Cov2, que causa la enfermedad Covid-19, que fue el cierre de las playas. “Todos somos responsables de contribuir a que el daño por esta pandemia sea el menor posible”, dijo en ese momento el presidente municipal, y refirió que, ante las carencias de nuestros centros de salud y la falta de reactivos para efectuar pruebas a sospechosos de portar la enfermedad, habría que tomar medidas de mitigación.
Días después, el 25 de marzo, el gobierno municipal decidió el cierre de los centros de reuniones masivas como bares, cantinas, discotecas, cines y salones de fiestas, y aumentó la vigilancia en los accesos a las playas, ya que a pesar de la prohibición había resistencia por parte de la gente a obedecerla. El 1 de abril el gobierno federal decretó el cierre de las playas de todo el país como parte de las medidas de mitigación de la pandemia, medida que ya llevaba dos semanas en Tuxpan, pero que causó polémica porque unos días después, pese a la advertencia de las autoridades sanitarias federales, indicaron con claridad que no habría vacaciones y que todo mundo debería quedarse en casa.
El fin de semana del 4 de abril empezaron a arribar los turistas a la ciudad, provenientes casi todos de Ciudad de México y la zona conurbada, así como de los estados de Puebla e Hidalgo. No exagero si les digo que parecía que no había emergencia sanitaria. Ese fin de semana ardieron las “benditas redes sociales” y aumentaron los reclamos de la ciudadanía ante el arribo de los turistas, y se multiplicaron las voces que pedían la intervención del alcalde. El día 7 por la noche, Aguilar Mancha anunció el cierre de la ciudad al turismo. “Tuxpan es la ciudad más amigable del mundo, con sus playas, su gastronomía y la calidez de su gente. Año con año recibe a miles de visitantes con los brazos abiertos. Sin embargo, vivimos momentos cruciales. Los mexicanos estamos uniendo esfuerzos contra el Covid-19. Amigo turista, tú y tu familia son parte fundamental para detener las cadenas de contagio. En el período vacacional de Semana Santa y Pascua, que llegarán en los próximos días, Tuxpan no podrá recibirte”, dijo en un mensaje desde su página de Facebook.
A partir del día siguiente, el gobierno municipal instaló retenes de vigilancia en los puntos de acceso a la ciudad, y sus operadores soportaron largas jornadas bajo el sol, y aguantaron el enojo y la decepción de los paseantes que ya se veían en la playa, en chanclas y con calcetines, disfrutando del mar y de la exquisita comida tuxpeña. Fue esta disposición la que causó el enojo de los señores Cuitláhuac García y Eric Cisneros, quienes en un arranque de trastorno límite de la personalidad lo conminaron por escrito a que abra la ciudad.
El documento es digno de leerse. Les comentaré lo que alcancé a entender. Empieza con una admonición referente a que las secretarías federales de Gobernación y de Comunicaciones distribuyeron un oficio con algunos lineamientos, que no se mencionan, para estados y municipios. En el segundo párrafo sueltan dos perlas: el gobierno estatal enfatiza a) que no hay estado de excepción y b) que se debe privilegiar el libre tránsito de personas, bienes y servicios.
En el tercer párrafo se le recuerda al alcalde las disposiciones del decreto presidencial de 27 de marzo referentes a las acciones extraordinarias a tomar para todas las regiones afectadas, y señalan -en negritas- que el gobierno municipal brinde las facilidades necesarias a fin de garantizar “en el marco de la emergencia (…) el derecho a la movilidad y circulación a través de sistemas de transporte asequibles”. En el cuarto párrafo se le recuerda al alcalde que cumpla con una disposición federal que garantiza el Estado de Derecho (así, con mayúsculas) y el respeto a las garantías individuales constitucionales. Y Concluye: “Asumir acciones de carácter unilateral además de contravenir el marco constitucional compromete la integridad de la población en medio de la presente emergencia sanitaria”. Firma el ingeniero Eric Cisneros Burgos, secretario de gobierno (sí, con minúsculas) del estado de Veracruz.
Entendemos que el señor Eric Patrocinio Cisneros no entienda de leyes porque lo suyo es ser ingeniero agrónomo, pero lo primero que me llama la atención es que la “autoridad” estatal esté reclamando por asuntos que son de la competencia federal, no estatal, y que en todo caso debería de tomar la secretaría de gobernación nacional. No me explico por qué los señores Cuitláhuac y Patrocinio andan tan acomedidos haciéndole la chamba a Olga Sánchez Cordero y se toman atribuciones que no les corresponden. Hasta el día de hoy tenemos noticias de más de 4 mil 500 vehículos cuyos conductores tuvieron que escoger otro destino que no fuera Tuxpan y hasta este día, insisto, ninguna autoridad federal ha dicho nada.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el Capítulo I, comprende 29 artículos circunscritos a los derechos que como mexicanos tenemos en el territorio nacional. El Artículo 4 protege entre otros el derecho a la salud, un derecho humano, catalogado dentro de los llamados derechos económicos, sociales y culturales, que se caracterizan por exigir del Estado un comportamiento activo, es decir, el Estado debe ponerse en movimiento para garantizar el cumplimiento de este derecho. Por su parte, el Artículo 11 garantiza la libertad de tránsito, que es la libertad física de movimiento y el derecho de toda persona a desplazarse de un lado a otro. Eso lo entiendo hasta yo, que no soy ingeniero agrónomo.
Pues bien, el Artículo 11 no establece la libertad de tránsito como una libertad absoluta, sino que se encuentra sujeta a los límites que exige el orden público, por lo que las autoridades pueden restringirla, en casos de responsabilidad penal, civil, laboral o administrativa, por causas de salubridad general y en el caso de extranjeros perniciosos a los que hace referencia el Artículo 33. Un caso de esta restricción es el programa “Hoy No Circula” que implementaron las autoridades de Ciudad de México y zona conurbada para restringir el tránsito de vehículos en ciertos días y horarios. Se discutió mucho si la medida era Constitucional o no, hasta que la Corte dictaminó que el “Hoy No Circula” no violentaba el derecho, puesto que la Constitución protege a las personas, no a los vehículos.
Pero incluso en el caso de que el derecho a la salud y el de libertad de tránsito tuviesen el mismo rango, que no lo tienen, existe el Juicio de Ponderación Jurídica. De acuerdo con el autor Mario Cruz Martínez, en el documento “Derechos Humanos en la Constitución”, editado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “cuando dos derechos humanos se hallan enfrentados (…) es aquí donde emerge la participación de los poderes judiciales en el ámbito de la ponderación jurídica”. En pocas palabras la Ponderación Jurídica es un método de interpretación constitucional que se emplea para resolver los conflictos surgidos entre principios constitucionales que poseen el mismo rango, como los derechos humanos, por ejemplo. En este caso se privilegia el derecho a la salud sobre el libre tránsito, porque en estas circunstancias de epidemia el bien jurídico tutelado es la vida, mucho más grande que la libertad de tránsito y que cualquier otro derecho, porque de nada le sirve el cumplimiento de sus garantías individuales a un muerto.
Aquí el pleito es político, lo cual me parece una canallada. El presidente municipal tomó la iniciativa de proteger, en la medida de lo posible, la salud de los tuxpeños. Quizá no sean las formas, pero si bien no estamos en un “estado de excepción” ni de suspensión de garantías, sí estamos en una situación excepcional, que exige a las autoridades implementar medidas para reducir la velocidad del contagio y la transmisión del virus Sars-Cov2. Entendemos que las medidas tienen sus fallos, porque ni una ciudad amurallada como las de la Edad Media, puede contener a una epidemia, pero sí puede mitigar sus efectos y retrasar su propagación, que a final de cuentas es el objetivo del gobierno federal, lo que los entendidos llaman “aplanar la curva”.
Hasta donde yo sé, ni Cuitláhuac ni Eric Patrocinio se han parado por Tuxpan ni por Tamiahua. Supimos de ellos cuando se llevaron la ambulancia que tenía en comodato el Ayuntamiento de Tuxpan, pero de ahí en fuera no se han asomado siquiera para constatar la deplorable situación del Hospital Civil Emilio Alcázar, que da servicio a 13 municipios de la zona norte del estado, y mucho menos los hemos visto que lleguen con unas cajas de cubrebocas o ya mínimo de curitas. Para lo que a Tuxpan respecta en el tema de la pandemia Cuitláhuac García no existe, y por eso cada alcalde debe rascarse con sus propias uñas, porque si esperamos a que estos señores nos ayuden pues ya nos cargó el payaso.
Pero no solo no ayudan, sino que con este absurdo llamado a abrir las puertas a todo aquel que no tenga nada que hacer y quiera venir a hacerlo aquí, lo que están haciendo es movilizar a la gente ociosa, a la que le vale madre la Jornada Nacional de Sana Distancia, para que venga a hacer su contagiadero aquí. Como comentaba mi amigo Santiago Lobato, si en los retenes regresaron 4 mil 500 vehículos, y si consideramos que en cada vehículo venían cuatro personas, fueron un total de veinte mil almas las que volvieron a casa o se fueron a otro lado, y esas veinte mil personas no se iban a hospedar en hoteles, sino con las familias de Tuxpan, y con una docena de ellos que viniera enfermos tendríamos para empezar a caer como moscas.
No se trata de xenofobia, como algunos 4T fervientes aseguran, ni de discriminación. Estas medidas provienen de la comprensión de que no tenemos estructura hospitalaria para atender la propagación masiva de la enfermedad, y que es mejor restringir la movilidad de manera temporal que arriesgarse al contagio generalizado. Porque esta medida no es para siempre. Nos restan seis semanas de confinamiento y disminución de la movilidad, y de verdad lo que menos necesitamos es gente como Cuitláhuac y Eric Patrocinio que vengan con la espada flamígera desenvainada con tal de halagar, por decirlo con palabras suaves, al gobierno federal. Si en realidad desean ayudarnos traigan aparatos de respiración mecánica asistida, equipo de seguridad para el personal de los hospitales, camas. Si no, mejor no vengan.
Yo me llamo Baltazar López Martínez, y aunque no nací en Tuxpan soy más tuxpeño que el caimito, la chancacuda, el chichimbré, la estrujada y los bocoles. Aquí vivo desde hace 35 años y de aquí soy, porque parafraseando a Chabela Vargas, los tuxpeños nacemos donde se nos da la gana. Aquí viven las personas que amo, mis hijos, mis nietos y mis amigas y amigos. Y desde estas líneas vuelvo a decirlo: estoy de acuerdo con las medidas de contención de la epidemia que puso en práctica el presidente municipal de Tuxpan, Juan Antonio Aguilar Mancha.
Y si no vas a venir a ayudarlo tampoco vengas a estorbar.