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LA CASA DE ALTOS


COLUMNA Del Cronista… #Columnas

LA CASA DE ALTOS

Del Cronista…

Finalizaba el siglo XIX y el gobierno porfirista iniciaba una nueve época en la República restaurada. Se alentó la llegada de migrantes europeos, asiáticos y del medio oriente… Entre los emigrantes destacaron ciudadanos españoles emprendedores que llegaron al país en busca de nuevos horizontes

Don Sandalio Suárez fue uno de ellos. Español de origen vivió unos años en La Habana, dedicado a la siembra de tabaco y caña de azúcar. Tal vez el conflicto Cuba-Estados Unidos, que desembocaría en la independencia cubana, lo motivó a trasladarse a México.

Se estableció en San Andrés Tuxtla, en esos años ya centro destacado en el comercio, la producción agrícola, con el cultivo del tabaco y la elaboración de puros… El señor Suárez llegó dispuesto a trabajar y a crear microempresas. Así, en la cabecera del cantón abrió una tienda de ultramarinos y compra venta de semillas…

En la Villa de Catemaco adquirió terrenos cercanos al lago, donde organizó haciendas ganaderas, cultivó algodón, plátano, caña de azúcar y estableció trapiches para fabricar panela y alambiques para destilar alcohol y aguardiente…

Por 1899, era un mini empresario exitoso y propietario de varios solares en la en la Calle del Carmen (actualmente, Francisco I. Madero) considerada la calle principal del poblado…También era de su propiedad la casa (actualmente de la familia Brizuela), donde funcionaba la escuela “Real”.

En los años 1900 o 1901 edificó en la calle del Carmen, precisamente a una cuadra de la iglesia, una casona que sobresalía por su tamaño y por ser de dos plantas, caso insólito en el pequeño poblado. El propio don Sandalio dirigió la construcción a cargo del renombrado maestro de obras don Ventura Cárdenas y su equipo de alarifes que, por ese tiempo, realizaron otras obras importantes, como el viejo palacio municipal, la torrecilla de la antigua parroquia y la emblemática torre del reloj...

Los constructores utilizaron piedras y bloques de laja, procedentes una mina situada en el terreno del don Pedro M. García,- actual colonia Don Pedro. De ahí salían las carretas tiradas por bueyes, cargadas con los bloques de las dimensiones requeridas. Eran unidos con arena y cal viva obtenida quemando huesos y conchas de almejas de mar y del lago La “Casa de Altos”, como fue llamada por el pueblo, era de estilo sobrio, carente de adornos, solo tenía como remate una sencilla cornisa. Por su altura sobresalía de las edificaciones y patios vecinos... La planta baja estaba dividida según las necesidades de dueño. El segundo piso de tarima se sostenía en gruesas vigas de madera de chicozapote y estaba techado con lámina de zinc.

Al norte, hacia la calle del Carmen, se abrían tres grandes puertas. En la planta alta contaba con seis ventanas, con sus respectivas rejas de hierro forjado…Al sur, puertas y ventanas daban a terrenos del fundo legal, cerca de la playa. Al oeste colindaba con un terreno baldío propiedad del mismo dueño. Y al oeste, topaba con profundo cauce de una impetuosa corriente pluvial, actualmente calle Ignacio Zaragoza. De ese lado, contaba con tres ventanas y una puerta de entrada a la escalera para la segunda planta.

Recién terminada tuvo varios usos: casa habitación, bodega, beneficiadora de tabaco y oficina... Mucho tiempo estuvo alquilada a una compañía tabacalera para almacenar pacas de tabaco y enceres del ramo.…

Según contaban los mayores, los continuos movimientos revolucionarios trastocaron la relativa “paz “pueblerina provocando zozobra y pérdidas económicas. Don Sandalio fue uno de los afectados por lo que remató sus propiedades, incluyendo la Casa de Altos que fue adquirida por el alcalde don Francisco Mortera para el patrimonio de la Villa. El señor Suárez abandonó la región. Se desconoce si retornó a Cuba o a su natal España…

Con el triunfo de Madero, el panorama político del Cantón cambió. El alcalde porfirista Francisco Mortera, que tantos beneficios había aportado a la comunidad, salió de la Villa con su familia. Durante las etapas maderista y carrancista, Los pueblos del Cantón de los Tuxtlas fueron ocupadas por fuerzas militares, hasta que se restituyó la vida constitucional a partir de 1917.

En ese periodo la Casa de Altos fue cuartel y habitación; a la vez funcionó como escuela para los hijos de los soldados y uno que otro muchacho de la localidad; así mismo se establecieron algunos comercios como tiendas y verdulerías…

A finales de 1917 el primer Presidente Constitucional de la Villa don Antonio Figueroa ordenó que en la Casa de Altos se instalara la llamada escuela “Real” pues el local donde funcionaba resultaba insuficiente.

Casi tres décadas fue escuela “Real”, luego pasó a llamarse Benito Juárez, con tres turnos matutino, vespertino y nocturno. En esos años era la única escuela oficial; aunque en algunas casas funcionaban escuelitas de primeras letras, sin reconocimiento oficial...

En la escuela Benito Juárez de la Casa de Altos terminaron su instrucción primaria varias generaciones de muchachos… Y Larga lista de abnegados maestros ejercieron ahí su magisterio…. En los años 40, en honor a la poeta María Boettiger de Álvarez, la Casa de Altos dio espacio a la biblioteca pública, primera en la localidad, que llevó el nombre de la eximia poeta.

En 1955, cuando azotó el ciclón Janeth, destechó completamente el edificio. Entonces don Bruno Martínez Escobar, propietario de cine "Laguna", prestó el local para que no suspendieran la clases, durante el tiempo que duró la reparación del techo de la Casa de Altos.

Cuando se construyó el nuevo Palacio Municipal, en 1950, el cabildo presidido por don Rubén Brizuela Moreno decidió que las oficinas municipales funcionaran en la Casa de Altos; situación que se prolongó por más de un año. También ahí funcionó durante varios años el servicio de Telégrafos Nacionales. Y la escuela seguía ahí.

En la década de los años 50 catemaqueños progresistas hicieron posible que la Villa de Catemaco contara con una escuela secundaria. Firmas, oficios, viajes y el apoyo del diputado local don Andrés Uscanga Pérez hicieron posible la institución pionera de segunda enseñanza, que desde sus inicios y por varios años, funcionó en la planta alta de la construcción que nos ocupa.

El primer director de la secundaria, médico Jerónimo Jon Duarte, de muy grata memoria, fue quien sugirió que el plantel llevara el nombre de Salvador Díaz Mirón, ilustre bardo veracruzano… Seguramente, para muchos catemaqueños, Inolvidables son los años transcurridos en esos vetustos salones sin puertas y piso de tarima; una pléyade de maestros, que no hemos olvidado, nos señalò el camino de la superación…En tanto la escuela primaria Benito Juárez continuaba funcionando en la planta baja…

A mediados de los años 60, el solar que estaba al oeste de la casona fue ocupado para instalar el mercado. A las seis de la mañana hora de nuestra primera clase, ya las carnicerías, pescaderas, verdulerías, abarrotes, fondas y demás ventas animaban la oferta y la demanda.

En la década de los años 70 la secundaría Díaz Mirón se trasladó a las primeras aulas construidas en el Rodeo. Poco después la antigua escuela Benito Juárez, que ostentaba nuevo nombre, de Leona Vicario, emigró también al Rodeo a su funcional edificio…Y la Casa de Altos, quedo vacía, como casa del terror…n el año de 1980, durante la presidencia del licenciado Tomás Montoya Pereyra, se decidió que se derribara la antigua casona, para levantar ahí un “anexo” del mercado, que recientemente había sido reinaugurado con el nombre de Víctor White Fonseca, quien fuera Presidente Municipal…

Aunque, seguramente, los espacios fueron vendidos, ese anexo no cumplió su cometido. Nunca fue ocupado. Está como ejemplo de lo que tiene razón de ser.

En nuestro pueblo, se han cometido errores irreparables en nombre del progreso. La destrucción de la Casa de Altos fue uno ellos…Seguramente no se pensó y por tanto, no se tomó en cuenta su antigüedad, su sólida construcción en sitio céntrico, ni su lugar en un largo periodo en la vida de la comunidad catemaqueña.

La Casa de Altos fue testigo de una etapa recordable en el devenir histórico de la aún Villa. Merecía que se hubiera sido conservado y remodelado para diversos usos: biblioteca, casa de cultura, museo comentario, archivo municipal, centro comercial o de oficinas…

Esa Casa de Altos es –como muchas valores perdidos- nostalgia color sepia en postales de la agencia “Mèxico Fotogràfico”…Y recuerdo grato en quienes la conocieron y en quienes ahí pasamos feliz temporada adolescente…

©shg. (Foto:México Fotográfico)

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