CUITLÁHUAC VA CONTRA LOS GARCÍA DE PÁNUCO

Prosa aprisa

Arturo Reyes Isidoro

Pidió ayer el dirigente estatal de Morena, Manuel Huerta, que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares saque “las manos de la elección” y que el OPLE les reconozca los triunfos de sus candidatos a diputados locales en Pánuco (aquí también federal), Papantla y Santiago Tuxtla.

No creo que al titular del Ejecutivo le interese ya pelear y desgastarse más por esos distritos, que no quitan la mayoría en el próximo Congreso local a la que será la bancada de Morena, y menos cuando ya su hijo candidato a la gubernatura aceptó su derrota, que era el único que le interesaba.

Esto es que, creo, si pelean esos distritos y comprueban las irregularidades los pueden ganar también pues los supuestos candidatos ganadores (Ricardo y Rodrigo García Escalante, uno federal y el otro local), Diógenes Ramírez Santés y Brianda Kristel Hernández Topete, todos del PAN, se quedaron ya sin el apoyo oficial que vinieron recibiendo.

Si el gobernador no impugnó el triunfo de Cuitláhuac García para tratar de que se lo dieran a su hijo, menos se va a preocupar ahora si las autoridades electorales corrijen y revierten las supuestas victorias de los antes mencionados, y con candidatos como los hermanos García Escalante que le dañaron mucho su imagen así como la de su hijo.

Pánuco es el caso más llamativo porque inexplicablemente la madrugada del lunes hombres armados despojaron de tres paquetes electorales a una funcionaria electoral que los trasladaba a una oficina. Si se recuerda, en ese distrito trataron de intimidar a la candidata del PVEM-PRI, Octavia Ortega, yendo a arrojar una mano humana a las puertas de su domicilio. Ella acusó a los “caciques” de ese municipio.

O sea, con tantito que las autoridades locales investiguen pueden esclarecer el robo y limpiar la elección antes de que Morena lleve su denuncia a la instancia federal, máxime que, según publiqué, de la Secretaría de Gobernación habrían ordenado al titular del OPLE que respetara el resultado legal de las elecciones.

El número de curules para Morena en el Congreso local en la próxima Legislatura se puede mover.

Cunde el Pánico

El lunes, ya con el triunfo de Morena (para la Presidencia, la gubernatura, el Senado y las Cámaras de Diputados federal y local), a los empleados del Gobierno del Estado les extrañó llegar a sus centros de trabajo y no encontrar en sus oficinas a sus jefes como ocurría habitualmente.

Supusieron que se habían quedado en sus casas a ver el partido entre las selecciones de futbol de México y Brasil, pero pronto se enteraron que los habían llamado con urgencia a sus “oficinas centrales”. Se supo que fue para darles la orden de que comenzaran a “limpiar” todas las irregularidades que han cometido desde que llegaron al poder (contraron mucho personal sin perfil, buena parte para operar a favor del hijo del gobernador) así como los desvíos de recursos para apoyos en la campaña.

El pánico cundió enseguida y ayer luego de que el candidato Miguel Ángel Yunes Márquez aceptó su derrota, las cargas largas y de funeral no las podían ocultar los jefes. Muchos incluso andaban irritados con actitud de mírame y no me toques. Esperaban que se pudiera revertir la derrota.

Es que saben que el nuevo gobierno no los va a perdonar como ellos no lo hicieron con Duarte y los suyos y serán investigados. Por eso les urge cuadrar todo. Hasta ahora, la que apunta a ser la cueva de Ali Babá y los 40 ladrones de esta administración es la SIOP donde obtuvieron contratos millonarios el dirigente estatal del PAN José Mancha Alarcón y diputados locales como Sergio Hernández Hernández y José Luis Enríquez Ambell a través de familiares suyos, quienes traficaron influencias, aunque no son los únicos.

Una vez que el PAN ha perdido el poder del Gobierno del Estado, el propio personal de la dependencia, tal vez para tratar de salvarse y en venganza por el trata que les han dado, empiezan a filtrar datos y están ofreciendo documentación del sinnúmero de irregularidades que se cometieron bajo las jefaturas de Julen Rementería del Puerto y Yolanda Baizábal.

¿Lágrimas de mal agüero?

¿Saló con sus lágrimas el triunfo del Chiqui, el Secretario de Seguridad Pública Jaime Térrez Marié?

Resulta que cuatro días antes de la elección, en el edificio de la SSP y reunido con los mandos policiacos, sin aparente motivo alguno de nuevo soltó en llanto.

Los convocó para pedirles todo su apoyo para la causa del candidato del PAN y para decirles que si era necesario “apretaran” a su personal y a todo el que pudieran. Les quiso dorar la píldora diciéndoles que ellos eran testigos del cambio y de cómo estaban mejor ahora.

Todos lo escucharon en silencio y con respeto, pero apenas salieron se soltaron en burla y a platicar lo sucedido. Operaron en contra de los azules.

Se chingaron el dinero

Un operador político que se sabe muy bien el ABC de las campañas y elecciones me comentó ayer que el hijo perdió también porque “les chingaron un chingo de lana”.

Se refería a que, como le hicieron hace dos años a Héctor Yunes, supuestos operadores y líderes de agrupaciones, en este caso que se brincaron del PRI al PAN no usaron el dinero que les dieron para comprar votos o repartirlo en apoyos a fin de asegurar el triunfo del joven y en cambio salieron con la cartera gorda.

“Los Yunes azules son los grandes perdedores. Se dedicaron a comprar conciencias a lo pendejo, a desmadrar al PRI; a lo mejor si tercean la elección se la llevan, pero eso hizo enojar a la gente”.

Recordó que a Héctor Yunes, “los mismos de ahora que se fueron al PAN le birlaron el billete y por eso perdió la elección”.

Ya para suavizar me dijo: “A ver cómo nos va con la ternurita de gober que viene”. Sí, a ver cómo nos va.

¡La derrota ayudó a Anilú!

De las pocas que abiertamente y sin descanso se fajaron en la campaña de Pepe Yunes, Anilú Ingram Vallines recibirá este miércoles la confirmación que entra al Congreso federal como diputada plurinominal.

Esta joven mujer será de las pocas priistas que lleven la voz de su partido a la llamada más alta tribuna de la nación. Ella ya fue congresista federal y ocupó también la presidencia de la Cámara de Diputados local.